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Te presentamos la increíble e inspiradora historia de Jeff, un perro que fue rescatado tras ser encontrado arrastrándose por la calle y ahora es feliz moviéndose por el mundo en silla de ruedas. Hoy en el blog de Gosbi te traemos un ejemplo de superación y amor incondicional de la mano de su pet parent Ruth. Lee la entrevista y descubre cómo es este valiente peludo, los desafíos a los que se enfrenta día a día y cómo le cambió la vida adoptar a este héroe sin capa. No te pierdas esta conmovedora entrevista donde descubrimos la fuerza del amor y la importancia de dar segundas oportunidades. Si quieres más información sobre cómo es convivir con un animal con discapacidad, contacta con la asociación Juno Dog Project 

 

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¿Podrías contarnos cómo llegó Jeff a tu vida y cuál fue tu primera impresión al conocerlo?

 

Jeff tendría unos 6 años de edad cuando fue encontrado solo y abandonado en la calle, arrastrando las patas traseras y con un pañal puesto, en un estado físico deplorable. Lo recogieron en el CAAC de Barcelona en marzo, justo cuando comenzaba la pandemia de la COVID-19. Fue allí donde, gracias a la donación de una silla de ruedas, su vida empezó a cambiar. Tras un llamamiento de urgencia para encontrarle una familia de acogida, lo valoramos y, el 12 de abril de 2020, Jeff llegó a casa con su sillita. Mi primera impresión fue de ternura y amor infinito. Supe que tenía mucho que enseñarnos: sobre sus cuidados, sobre su vida, sobre lo que representa la discapacidad animal en un mundo humano carente de empatía, y sobre el mundo en general.

 

¿Qué es lo que más te sorprende de Jeff en su día a día? ¿Cómo reacciona la gente cuando lo ven en la calle?

 

Lo que más me sorprende de Jeff es su energía infinita, ¡para todo! Para acudir a la cocina cuando toca la lata, para avisarme cuando suena el timbre, para pedirme que lo rasque o cuando quiere bajar a la calle. ¡Es terriblemente activo y jovial! En la calle puede ser un perrito tranquilo, que huele e inspecciona todo, todo, todo. No perdona ningún arbolito, ningún saco de obra, ninguna esquina, todo está perfectamente inspeccionado y analizado. Otras veces, puede ser un perro activo con ganas de correr que me hace correr a mí también.

Las reacciones de la gente son muy variadas. La mayoría responde con condescendencia, una amabilidad forzada que nace del sentimiento de superioridad, ya que suelen referirse a Jeff diciendo que «da pena». Luego hay quienes nunca han visto un perro en silla de ruedas: algunos se maravillan, otros preguntan y, lamentablemente, algunos se ríen.

 

¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentas diariamente con Jeff? ¿Y cómo los superáis juntos?

 

Con Jeff me he encontrado con dos tipos de desafíos. Uno es la gestión de su incontinencia, ya que usa pañal y requiere una rutina de higiene muy estricta. El segundo, que nunca habría imaginado que sería un desafío, es la reacción de la gente cuando nos ven en la calle. Mi deseo es salir como cualquier otra persona con su perro, pero a menudo nos encontramos con situaciones que, vividas día tras día, se vuelven tediosas: atender a curiosos, esquivar preguntas invasivas, lidiar con actitudes irrespetuosas… Lo superamos, bueno, yo fijándome en él, que claramente no le presta atención a todo eso, y yo saliendo con auriculares para no escuchar comentarios y opiniones que no he pedido.

 

¿Cómo ha cambiado Jeff tu perspectiva sobre la vida?

 

Jeff me ha vuelto muy protectora con él. Vigilo mucho que su integridad física no se vea comprometida. No permito comentarios que nos falten al respeto. Convivir con él me ha hecho más sensible y empática con los colectivos minoritarios en general, y a la vez me ha abierto los ojos: la sociedad no acepta lo diferente, juzga con mucha facilidad. Como escribió Saint-Exupéry en El Principito, corroboro que «lo esencial es invisible a los ojos».

 

Jeff, un perro en silla de ruedas

¿Ha habido momentos en los que sentiste que la situación era demasiado difícil? ¿Cómo encontraste la fuerza para seguir adelante?

 

Al principio, gestionar su incontinencia fue caótico hasta que aprendimos sus tiempos, a usar pañales para humanos, a cambiarlos correctamente y a evitar desastres en casa. La fuerza para seguir adelante nos la dio el propio Jeff. A los problemas se les buscan soluciones. Jamás se tira la toalla, nunca lo he pensado. Jamás. Es un ser vivo con unas necesidades especiales y yo le di mi palabra de que lo cuidaría toda la vida.

 

¿Cuál ha sido el momento más emotivo que has vivido junto a Jeff desde que lo adoptaste?

 

El momento más emotivo, aparte del día que lo trajeron a casa y lo vi por primera vez, fue cuando lo vi caminar con su sillita por el pasillo del hospital veterinario, después de una delicada operación en la columna. Lleno de morfina para no sentir dolor, me reconocía y venía contento hacia mí. Lo vi tan pequeñito, tan frágil y vulnerable… y volví a amarlo con locura.

 

¿Qué consejo le darías a personas que se encuentren en una situación similar con una mascota con necesidades especiales? ¿Y a quiénes están considerando adoptar una mascota con discapacidad?

 

Les diría que tengan paciencia, que observen a su animal tal como es, no como lo vemos los humanos, para comprender su naturaleza y entender sus necesidades. Les pediría que se dejen transformar por su animal, que vivan su discapacidad como una oportunidad para crecer como personas y desarrollar la capacidad de cuidarlos. Adoptar un animal con necesidades especiales implica una abnegación absoluta y una empatía rotunda, ya que se antepone el bienestar del animal a las comodidades que podría suponer no brindar cuidados adicionales. La vida se transforma. Puede vivirse como algo negativo o, si se abre el corazón, como algo positivo, y es muy enriquecedor. No hay muchas cosas tan bellas como hacer un huequito en nuestra vida para acoger a un animal con necesidades especiales, no por pena, sino por amor, dignidad y, sobre todo, por equilibrio y justicia en un mundo lleno de sufrimiento animal. Adoptar un animal con discapacidad es un acto de rebeldía, valentía y justicia, y, por encima de todo, de amor.

 

¿Cuál es el momento favorito del día para Jeff? ¿Cómo adaptas tu rutina a su discapacidad?

 

El momento favorito de Jeff es cuando sale a la calle. No importa el clima o la hora, siempre es buen momento para salir. Y también para comer lata. Adora su ración de comida húmeda al anochecer, después del último paseo. Es una rutina inquebrantable.

 

Jeff, un perro en silla de ruedas

¿Cuál crees que es la mayor lección que Jeff ha dado a quienes lo conocen?

 

Jeff es un maestro perruno. Quienes cambian su mirada al verlo llegan a comprender que Jeff es un perro. Parece obvio, pero el 90% de las personas con las que nos cruzamos no ven en él un perro, ven un «pobre perro», y eso no es real. Jeff enseña que él es tan digno y tan perro como cualquier otro. Detrás de esto, que puede parecer trivial, hay algo importante: ver las cosas como son, sin prejuicios ni estigmas.

 

¿Crees que la historia de Jeff puede inspirar a otras personas?

 

Visibilizar la historia de Jeff sirve para salvar vidas y evitar eutanasias injustas. La vida de un perro en silla de ruedas, con movilidad reducida o con cualquier otra diversidad es tan digna como la de cualquier otro ser. Nadie es menos que nadie. Es una enseñanza extrapolable a muchos otros ámbitos de la vida.

 

¿Qué es lo más gratificante de cuidar a un perro como Jeff?

 

Lo más gratificante es sentir que él me da más a mí que yo a él. Al mirar atrás en estos cuatro años juntos, sé que he desarrollado cualidades y habilidades que no sabía que tenía. Es gratificante que nos paren en la calle y nos cuenten casos similares al suyo. Hemos encontrado personas que ahora le dan una oportunidad a su perro porque saben que existen medios, como las sillas de ruedas. Es maravilloso escuchar cómo los niños pequeños nos señalan y oír a los padres explicarles: «Es como con las personas, así pueden salir a la calle». El mundo cambia poco a poco, y gracias a la visibilidad de Jeff y de todas las personas que muestran a sus animales especiales en redes sociales, se teje una red de apoyo que demuestra que hay mucha vida y dignidad en la discapacidad.

Jeff, un perro en silla de ruedas

A raíz de la experiencia con Jeff, Ruth fundó la asociación Juno Dog Project  con el objetivo de dar visibilidad a la discapacidad animal y orientar y acompañar a las personas que quieran dar una segunda oportunidad a estos peludos. Entra en su web y descúbrelos.