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Son muchos los padres, amantes de los animales, a los que les encantaría tener un peludo en casa, pero se lo piensan por temor a que perros o gatos provoquen o empeoren las alergias o el asma en sus pequeños.

Hace ya unos cuantos años, diversos estudios apuntaban que la convivencia temprana y continuada con perros favorecía la protección frente a la alergia y el asma.

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Asma, que, desde 1998, tiene lugar el primer martes de mayo, abordaremos este interesante tema, en relación con los niños y la convivencia con perros y gatos.

La efeméride está convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Iniciativa Mundial Contra el Asma (GINA).

¿QUÉ ES EL ASMA?

Se trata de una enfermedad del aparato respiratorio, que afecta a más de 150 millones de personas en el mundo.

Sus síntomas más comunes son: respiración frecuente y fatigosa, opresión torácica, tos, sensación de ahogo y sibilancias.

Diversos son los estímulos que pueden desencadenar episodios de asma, como los ambientales, el frío, la humedad o los alérgenos; asimismo, el estrés, los esfuerzos o el ejercicio. En los niños, el resfriado común es uno de los desencadenantes más habituales.

Aunque no existe una cura total, cada vez surgen más y mejores procedimientos para prevenir y controlar el asma.

NIÑOS, ASMA Y ANIMALES… MÁS PROS QUE CONTRAS

Realmente, tener un perro en casa, ¿puede ayudarnos a combatir el asma de nuestros hijos?

En la lista de los inconvenientes podríamos poner los pelos que van dejando nuestros animales por toda la casa y las posibles alergias asociadas.

Que el pelo de perros y gatos es el culpable de las alergias que tienen los niños que conviven con estos animales es uno de los bulos que hay que desmontar, porque carece de fundamento. El pelo de un animal no tiene por qué desencadenar alergias ni asma; en todo caso, el pelaje de nuestro perro o gato sí puede contener alérgenos, como los ácaros del polvo o el moho.

Lo que sí se asocia de forma más directa con las posibles alergias son las escamas de la piel, la saliva o la orina de los animales.

Quienes convivimos con perros y gatos, sabemos de primera mano que nuestros peludos nos dan un cariño inmenso, muchas alegrías y, como demuestran los expertos, un sinfín de beneficios para la salud.

ESTUDIOS CIENTÍFICOS CON PERROS

En 2012, expertos de la Universidad de California presentaron un estudio de la Reunión General de la Sociedad Americana de Microbiología.

Concretamente, la tesis sugiere que las familias que conviven con un perro están protegidas frente al Virus Respiratorio Sincicial (VRS). Es frecuente en niños y se asocia, a largo plazo, a un riesgo alto de asma, como efecto secundario. En Estados Unidos, afecta a más de la mitad de los pequeños en su primer año de vida.

Los investigadores probaron que la convivencia con perros podía minimizar y hasta evitar estos trastornos a lo largo del tiempo. El ensayo se hizo con ratones, exponiéndolos al polvo de un hogar donde se vivía con perros. Para los autores, los resultados podían aplicarse también a los humanos.

¿CÓMO SE LLEVARON A CABO LAS PRUEBAS?

Los expertos trabajaron con tres grupos de ratones. Uno de los grupos fue expuesto al Virus Respiratorio Sincicial; el segundo, estuvo en contacto con polvo de los hogares con perros; el tercero, permaneció libre del contacto con los virus.

Los roedores expuestos al polvo, curiosamente, no mostraron la sintomatología habitual de los virus, como la inflamación de las vías respiratorias o una mucosidad abundante, ni tampoco trastornos gastrointestinales.

Las conclusiones de las pruebas eran evidentes: el polvo procedente de los hogares con perros contenía microbios capaces de colonizar el tracto digestivo y reforzar el sistema inmunológico de las personas que los habitan, especialmente de los niños.

De esta forma, nuestros pequeños estarían más protegidos contra el asma y los resfriados, en una casa con peludos; la convivencia con animales es una especie de vacuna frente a los agentes causantes de estos males.

NIÑOS, CIENCIA, GATOS Y ASMA

Más recientemente, una investigación del Centro de Estudios de Copenhague sobre el Asma en la Infancia (COPSAC) concluyó que la convivencia con un gato puede ayudar a prevenir el asma en los recién nacidos. Se señala que los gatos son beneficiosos para los bebés, ya que su contacto contribuye a neutralizar la variante genética responsable de la predisposición al asma.

Esta investigación danesa afirma que el contacto con los gatos puede rebajar en un 80% el riesgo de asma en niños que presenten una predisposición genética a esta patología.

RAZAS DE PERROS MUY BENEFICIOSAS CONTRA EL ASMA

Como hemos comentado, la convivencia con perros y gatos puede proteger a nuestros niños frente al asma, las alergias y los resfriados.

En este sentido, son muchas las personas que relatan estupendas experiencias con la compañía de determinadas razas de perros, como, el chihuahua, el yorkshire terrier o el maltés, entre otras.

Se dice que los chihuahuas curan el asma infantil, pero ¿es cierto o es sólo una leyenda? Pese a los beneficios que aportan los chihuahuas, esta afirmación no ha sido probada de manera científica. Los expertos comentan que puede deberse, sobre todo, a que estos pequeños canes liberan menos caspa y alérgenos que otros congéneres más grandes.

Por otro lado, también existe un efecto positivo emocional, ya que son perros muy cariñosos y les encanta el contacto con sus humanos.

Es lógico pensar que la convivencia con un chihuahua puede relajar al niño que tiene asma, proporcionándole un estado anímico que mitigue los efectos de su trastorno. 

De todas formas, si tenemos un niño con asma, lo más aconsejable es consultar con el médico y con el veterinario, para que nos confirme si, en su caso particular, es o no es conveniente llevar un perro o gato a casa.

¿CÓMO PODEMOS ALIVIAR EL ASMA EN NUESTROS NIÑOS?

Cuando se trata de convivir con el asma o con la posibilidad de sufrir sus ataques, el control médico personalizado es fundamental, así como el seguimiento de las pautas marcadas por el especialista.

Entre las recomendaciones habituales para controlar este trastorno, están las siguientes:

– Seguir correctamente el tratamiento y los hábitos de vida fijados por el médico.

– Alejar a nuestros niños de los ambientes que puedan reactivar los ataques de asma.

– Debemos informarnos acerca de las sustancias y circunstancias que favorecen la aparición del asma.

– Conviene explicarles a nuestros hijos los detalles necesarios para que puedan colaborar en su prevención.

– Existen unos momentos del día en los que las crisis se agravan; es bueno apuntar el cuándo y el cómo para consultarlo con el médico.

– Hay que estar preparados para saber de qué manera actuar ante una crisis de asma; la rapidez en atajarla es importante para evitar el empeoramiento.

– Entre los remedios que ayudan a aliviar los síntomas de las alergias, se cuentan los purificadores de aire; estos aparatos usan filtros capaces de eliminar partículas en suspensión, como la caspa de los animales o el polen.

– No deben olvidarse los inhaladores para prevenir y calmar las crisis.

– Ante cualquier duda, las consultas al alergólogo y al veterinario son obligadas.

Deseamos que, a las puertas del Día Mundial del Asma, este post os sirva para entender la realidad del trastorno y la compatibilidad de niños asmáticos con perros y gatos.

Sólo recordaros que la actitud serena y eficiente de los padres es esencial para mantener a raya el asma. Los pequeños captan enseguida el estado de las personas que los rodean, y en vez de percibir nervios, lo que necesitan es sentir la protección segura de sus padres… y, cómo no, el amor incondicional de sus peludos.